Improvisando
Ángel de tentación
en su perfil
a mi anhelo
despierta hacia el pecado,
a mordiscos quisiera
un bocado
de esa rica manzana
de rubí.
Su cabello de oro
más brillante
que el mismo sol
cuando a la aurora cede,
es célebre primor
que en luz se excede
y me deja en un
abismo delirante.
Abro mis ojos ante
tanta gracia,
ante su forma
varonil y esbelta
y me quedo soñando
en su fragancia.
En ese ángel
dulcemente humano;
y en sus alas de
nácar vuelve y tienta
mi instinto de mujer
y no en vano.
De la sombra que
hiere, él me salva
y la gloria es tan
mía en solo un beso
que el cielo es un
jardín de flores malva.
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