No tendrá otra noche magia y misticismo
como esta velada de áureo remanso
en que luz sidérea con mi mano alcanzo
desnuda la luna, se vuelve lirismo.
Somos en la noche astros extasiados
ardiendo en libídine de cálido deseo,
Rigel y Capella del cielo exiliados
ceñidos en la orilla del gran Mar Egeo.
A tu lado las estrellas no relumbran tan remotas
ni luce la luna forma más esbelta
como cuando cede su miel gota a gota
y queda mi sombra a la tuya envuelta.
Rigel y Capella: Dos de las estrellas más
brillantes
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